Joyería artística

La joyería contemporánea es mucho más que crear algo con valor estético. En mi caso, a una pieza de joyería artística llego mediante una profunda investigación para dar respuestas a las preguntas del mundo en que vivo o, al menos, para tratar de entenderlo. De forma meditativa y compulsiva al mismo tiempo, indago en los temas que me interesan aunque, con mucha frecuencia, acabe en lugares insospechados que, a priori, no eran el objeto de mi investigación. Me gusta encontrar coincidencias, la atracción de los polos opuestos, descubrir la relación entre ideas inconexas. En un intento por entender lo incomprensible me tropiezo con historias, personajes, sucesos históricos... y explorando la Historia es como mejor puedo entender nuestro presente, siempre desde la melancolía de quien cree firmemente que cualquier tiempo pasado fue mejor.

 

La actualidad me abruma y me agrede, por lo que siempre prefiero refugiarme en un pasado remoto, en un siglo XVI o XVII, donde la vida me parece tener más sentido que la de ahora. La religión, la estética -lo irrefutablemente hermoso y lo indiscutiblemente horrible-, la ética, la moral, el pensamiento crítico y, notoriamente, la ausencia de ruido informativo hacían que todo pareciera más puro, más ordenado, más quieto. Y es esa sencillez del Renacimiento la que me inspira: todo tenía un sentido, un porqué y cada decisión era absolutamente racional y, al mismo tiempo, proporcionada y armónica en su forma. Sin embargo, ¿dónde podríamos hoy encontrar la Divina Proporción, el número áureo... calma, lentitud, silencio? Esta es mi búsqueda, mi objeto de estudio, mi manera de ver y mi modo de crear. Siempre en eterna lucha entre lo que es y lo que debería ser... o fue o nunca será ya.